Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer en muchos países. Un día que une a las mujeres de todo el mundo, borrando las fronteras, las diferencias religiosas, culturales, políticas, color de piel o idioma. Se unen para celebrar, recordar y exteriorizar décadas de lucha por la igualdad, la equidad, la justicia y la paz.

Antes de que Nueva Zelanda fuera el primer país que permitió votar a las mujeres en 1893 un grupo de mujeres en EEUU −con Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mottn al mando− se levantaron contra la prohibición que impedía a las mujeres expresarse contra la esclavitud. Se había creado la primera convención nacional por los derechos de las mujeres, era el año 1848.

Detalle: La ONU promulgó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en 1975, 127 años después.

Dato interesante es que el 8 de marzo, en particular, tiene un vínculo que abraza los movimientos feministas de la Rusia zarista de 1917.

La Revolución de Febrero: “Pan, paz y libertad”

Rusia, Petrogrado (febrero de 1917). Los hombres estaban en la guerra, las mujeres de clase obrera se encargaban de mantener en funcionamiento las fábricas de textiles, caucho, cuero, metalurgia.

Ellas conducían los camiones, operaban maquinarias pesadas mientras por dentro su corazón se partía del dolor al ver a sus hijos llorar de hambre. Eran también madres y debían garantizar alimento para sus hijos. El pan se había convertido en la comida principal, casi única, y se estaba terminando. Para conseguir algo de comida ellas hacían largas colas después de su intensa jornada laboral, incluso durante madrugadas en pleno invierno.

La paciencia y la fuerza se estaban terminando.

El 8 de marzo −según el calendario juliano− más de 90 mil mujeres se levantaron en huelga. Pedían pan, pedían paz. Las mujeres, la clase trabajadora, campesinos, niños y ancianos defendieron su libertad, sus derechos y su honor. Durante la Revolución de Febrero llegó el fin de una monarquía y con ello una luz de ilusión y un camino de oportunidades para las mujeres.

Con la Revolución de Octubre se establecieron leyes a favor del “sexo débil”. Las mujeres rusas obtuvieron derecho al voto, igualdad social y profesional. El divorcio dejó de ser decisión de la iglesia y dentro de un matrimonio la mujer obtuvo voz y equidad. Se legalizó el aborto y se eliminaron las leyes en contra de la homosexualidad.

Se permitió a las mujeres ocupar altos cargos e incluso puestos decisivos en el gobierno. Se estableció equidad salarial. Se creó licencia por maternidad y guarderías gratuitas para niños y niñas.

Las mujeres pudieron, por fin, respirar libertad. La esperanza iluminó sus rostros hasta chocar con la burguesía, el enfermizo desequilibrio entre las clases sociales y el poder.

Huelga del 8 de marzo de 1917

Родина-мать зовет (Patria - la madre llama)

Una guerra es sangre y muerte. No es un lugar para el “sexo débil” diría cualquiera que no conoce a la mujer rusa. Por veces no existe otra salida que tomar las armas, sea haciéndose pasar por hombres o demostrando sus capacidades, las mujeres partían al frente.

Desde Antonina Palshina quien al oír sobre el inicio de la Primera Guerra Mundial se cortó el pelo, compró un viejo uniforme de soldado y −bajo el nombre masculino de Anton Palshin− se ofreció como voluntaria sin dudar un segundo. Hasta Liudmila Pavlishenko quien con tan solo 25 años se convirtió en la francotiradora más letal de la historia durante la Segunda Guerra Mundial.

Las mujeres rusas −a la par de los hombres− tomaron las armas, a los caballos, aprendieron a pilotar aviones y maniobrar artillería pesada con coraje, sin dudar. También lo hicieron en el año 1920 cuando Polonia invadió Ucrania en un ataque de 148 mil soldados contra 65 mil; y en la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1939, pues la Unión Soviética envió armamento, dinero y más de 3 mil voluntarios a España. Cuando de justicia y libertad se trata no hay arma que pese, no hay alma que no solloce.

Francotiradoras, 1944

La fuerza del débil: “las brujas de la noche” y “la mujer muerte”

Durante la Segunda Guerra Mundial la pérdida era tan grande que la Unión Soviética se quedó sin hombres. A la guerra se tuvieron que unir mujeres, jóvenes, niños, ancianos, enfermos; todos.

Sin duda las mujeres cargaron sobre sus hombros todas las penurias de la guerra. Según datos oficiales cerca de 600 mil mujeres estaban en la línea del frente: como médicas, pilotos, francotiradoras, comunicadoras, investigadoras y exploradoras, guerrilleras, choferes, topógrafas, reporteras; sirvieron, además, en la infantería y en la defensa aérea.

Rusia tiene en su historia a miles de mujeres, heroínas, que demostraron su patriotismo en el frente.

Médicas, división de artillería, 1943

Marina Raskova era estudiante del conservatorio de Moscú, su padre era cantante de ópera. Se casó y tuvo una hermosa hija. Se graduó de piloto y se fue a la guerra. Realizó varios vuelos aéreos de alcance récord y creó el primer escuadrón de aviación femenina del mundo llamado “las brujas de la noche”. Fueron el terror de los nazis.

Sus pilotos –mujeres todas− realizaban misiones de combate exclusivamente por la noche, y antes de sumergirse en posiciones enemigas, apagaban los motores dejando oír sólo un ligero susurro de aire debajo de las alas.

las brujas de la noche, junio 1945 Gasheva, Sebrova, Meklin, Chechniova, Popova, Amosova, Nikulina, Bershanskaya, Smirnova, Ghigulenko

En 1942 Liudmila Pavlichenko llevaba una vida tranquila. Siendo alumna de historia en la universidad se casó y tuvo un hijo. Trabajaba en una fábrica como muchas otras mujeres.

Mientras tanto, el ejercito buscaba mujeres para desempeñarse como francotiradoras por su capacidad de soportar estrés, hambre y frío. Pavlichenko se presentó ocasionando risas entre los soldados hasta que se convirtió en “la mujer muerte” y la peor pesadilla de los nazis matando a 309 de ellos.

LIUDMILA Pavlichenko 

Natalia Malisheva era una estudiante del Instituto de aviación, a escondidas iba a la iglesia y guardaba en secreto que pertenecía a una familia sacerdotal. Planeaba su boda hasta que la guerra se interpuso en su camino. Natalia se enteró de la muerte de su comprometido dos años después, cuando ella misma ya era una valiente exploradora.

Ekaterina Zelenko, la aviación fue su vida. Fue la única mujer en la historia que se sacrificó por la patria al estrellarse contra el avión enemigo al quedarse sin municiones.

Fue el 12 de septiembre de 1941, en Ucrania.

Ekaterina Zelenko

Maria Oktiabrskaya recibió la notificación sobre la muerte de su esposo cuando tenía 36 años. Primero pensó que ya nada podía hacer, por la edad y por la gran pena que la destruía por dentro. Cuando intentó presentarse al servicio no la tomaron en serio. Pero ella no quería un “no” por respuesta.

Vendió todas sus cosas y el dinero que recaudó depositó al banco. Envió una carta al mismo Stalin solicitándole que disponga de este dinero para comprar un tanque, el T-34. Que lo nombre “Amiga Guerrera” y que sea ella quien lo maneje.

El tanque T-34. “Amiga guerrera”

Desde luego la guerra es sangre, la guerra es profunda tristeza, muerte, hambre, destrucción. La guerra nos ha dado a valientes mujeres que hoy tomamos de ejemplo y llenamos el pecho de orgullo, por un lado, pero por el otro, no podemos deshacernos del peso que cargamos en nuestros corazones al recordar a todas las personas que no regresaron vivas.

Detalle: A sus 25 años, Liudmila Pavlishenko era la francotiradora más letal de la historia. A finales del año 1942 viajó a Estados Unidos y durante la rueda de prensa no faltaron periodistas que le hacían preguntas sobre su tipo de peinado preferido, la ropa y los cosméticos que usaba. New York Times la nombró “jovencita francotiradora” y otros medios se limitaron a hablar sobre la falta de maquillaje que llevaba y la simpleza en diseño de su uniforme.

Tras 174 años desde la primera convención nacional por los derechos de las mujeres aún hay hombres que piensan que el lugar de las mujeres es un salón de belleza, la cocina y quizás la maternidad.

Pero no, somos mujeres ingenieras, químicas, médicas, científicas. Somos mujeres con coraje que lucharon y luchan por sus derechos a diario. Mujeres en todo el mundo que son profesionales, madres, hijas, amigas, hermanas, amantes y, sobre todo, heroínas.

Mujeres pilotos de guerra con las medallas

Mujeres inteligentes, valientes, leales, sensibles, bellas y letales.